Estamos invitados a un cumpleaños

Hola, soy Isabel, ¿os acordáis de mí, ¿verdad? Os voy a contar ahora qué hemos hecho mi familia y yo el fin de semana. Hemos ido a la casa que mis abuelos tienen en la costa para celebrar el cumpleaños de mi madre y de su hermana gemela, mi tía Conchi, por supuesto. Siempre cogemos el tren de alta velocidad para ir a Málaga. Es muy rápido y vamos con mucha comodidad viendo películas. Salimos de la estación de trenes de Atocha en Madrid y 3 horas después ya nos bajamos del tren en Málaga. Mi abuelo siempre viene a buscarnos con el coche y se lleva nuestras maletas. Nosotros vamos andando hasta la casa. Málaga es una ciu-dad muy agradable y tiene un puerto muy bonito. Mis abuelos tienen la casa por esta zona. Viven solos, pero se han comprado una casa muy grande, porque vamos a visitarles casi todos los fines de semana. Ayudamos todos a cocinar y a limpiar, así que mi abuela no está muy cansada después de nuestra visita. Hacemos mucho ruido, eso sí, porque somos una familia muy grande, pero el jardín de los abuelos es enorme y no molestamos a los vecinos.
Esta vez, antes de llegar a casa, hemos pasado por una pastelería y comprado un pastel de carne y otro de pescado. En una floristería hemos comprado a la abuela un enorme tiesto con orquídeas, porque no le gustan las flores cortadas.
Hemos hablado un poco con la dueña, doña Luisa. Nos ha saludado ella:
– Hola, buenos días, chicos.
– Buenos días, doña Luisa, venimos a buscar algo bonito para la abuela que hoy es el cumpleaños de mamá y de la tía Conchi.
– Ah, ¡pues, muchas felicidades! ¿Os gustan esas rosas rojas para regalo? Son preciosas y están muy bien de precio, la verdad. ¿O esos crisantemos amarillos?
– Muchas gracias, pero buscamos un tiesto bonito para el patio de la abuela, es que no le gustan las flores cortadas, le dan pena.
– Entonces, podéis llevaros uno de esos tiestos de cerámica.
– Creo que las orquídeas le van a encantar a la abuela. Hasta luego, gracias.
– Adiós, guapos.
Mi abuela ha preparado tres tortillas de patata y una paella muy rica. En el huerto hemos cogido lechugas, tomates y cebollas frescas y hemos hecho un enorme plato de ensalada. Hemos comido frutas y helado de fresa, vainilla o chocolate, y un poco más tarde, los postres caseros de la abuela, natillas, flan o tarta de chocolate.
Luego les hemos cantado el “Cumpleaños feliz” a mi madre y a la tía y les hemos entregado tarjetas de regalo de una buena perfumería. Y después hemos dado una vuelta por el paseo marítimo y por la noche nos hemos sentado en el salón a mirar el fuego de la chimenea. Nos hemos ido a dormir mu. y tarde. La casa de mis abuelos es espaciosa, tiene ventanas grandes con vistas al mar. Hay también cuatro baños, una cocina y un salón comedor enorme. La casa no tiene balcón, pero tiene una terraza y un patio lleno de flores en tiestos que le gustan tanto a la abuela. En los siete dormitorios de la casa tenemos camas para dormir todos con comodidad.