¿Cómo hace nuestro sistema inmune para recordar una infección durante años?

Nuestro sistema inmunológico es una maravilla de la ingeniería biológica. Y ¿cómo es capaz de recordar durante tantos años al enemigo que una vez nos infectó? Un nuevo estudio desvela este secreto.
Podríamos pensar que estamos vivos de puro milagro. Nuestro cuerpo está sometido en cada momento a millones de bacterias que podrían matarnos en un abrir y cerrar de ojos. Y, sin embargo, seguimos con vida. Esto se debe, en gran medida, a nuestro excelente sistema inmunitario que se encarga de recordar quiénes son esos patógenos peligrosos para nuestra salud y los mantiene controlados. Su funcionamiento es tan preciso y eficaz que nos deja perplejos y sorprendidos. ¿Cómo hacen nuestras células para recordar una infección años después de haberla superado? Por fin, un grupo de investigadores ha dado con algunas de las claves sobre este misterio.
Una vez que los leucocitos se ponen en contacto con una infección, algunas de las células especializadas se encargan de cambiar su configuración para detectar a la bacteria o virus que la produjo. Y enseguida viene la reacción de nuestro cuerpo: nos ponemos enfermos, tenemos hinchazón, fiebre, tos… Pero la siguiente vez, nuestras defensas lo evitarán porque recuerdan al causante y lo destruyen antes de extenderse.
Esto es lo que ocurre con las vacunas, que sirven para inyectar en nuestro cuerpo trocitos de la bacteria o del virus. Pero estos trocitos son partes “incompletas”, que no funcionan y no pueden infectar a un ser vivo. Aun así, nuestras defensas los reconocen y los recuerdan para la próxima vez. De esta manera hemos “engañado” al sistema inmunológico y recordará una infección que jamás tuvo lugar.
El secreto está en que siempre hay un pequeño grupo de células que sobreviven “recordando” la infección. Así, si vuelve a entrar en el cuerpo, estas células, que pasean por nuestro sistema inmunológico, reconocerán de inmediato al atacante. En ese momento desencadenarán una respuesta inmune local y acabarán con el principio de infección. Y de esta manera nuestro cuerpo no olvida a sus enemigos.