Cientos de personas, más de 2.000 según los propios organizadores, participaron ayer en la marcha Regimiento Inmortal en Madrid, una manifestación que se celebró por primera vez en la ciudad rusa de Tomsk en 2012, donde reunió a 5.000 personas.
El Regimiento Inmortal recibe su nombre del sentimiento compartido por todos los rusos de que los “héroes” no morirán hasta el día en el que se olvide su hazaña. Por eso los familiares de los caídos en la Segunda Guerra Mundial sacan a la calle fotografías y retratos de aquellos que lucharon y derrotaron al fascismo en la Gran Guerra Patria de la URSS.
Banderas de los países que integraron la antigua Unión Soviética, cintas de San Jorge, marchas militares rusas y un clima benévolo han permitido convertir el madrileño Paseo del Prado en toda una fiesta de la historia rusa: la celebración del Día de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial.
En el bosque de banderas que ha recorrido el Paseo del Prado ha destacado una enseña muy representativa en este día histórico, la cinta de San Jorge. La cinta de San Jorge es un símbolo militar presente en muchas condecoraciones otorgadas históricamente en el Imperio Ruso, la URSS y la actual Federación Rusa.
La cinta, consistente en una banda bicolor negra y naranja con tres franjas negras y dos naranjas, ha estado presente durante todo el recorrido de la marcha, en forma de banderas, lazos, y condecoraciones.
La columna, integrada fundamentalmente por ciudadanos rusos y de las antiguas repúblicas soviéticas pero escoltada por un nutrido grupo de españoles, ha recorrido el Paseo del Prado desde Atocha hasta la Plaza de Colón, donde se ha celebrado un concierto improvisado.
La marcha se ha detenido junto al monumento a los Caídos por España, donde la comitiva diplomática encabezada por el embajador ruso en España ha depositado junto a la llama que arde de forma permanente una cesta de flores en memoria de los héroes que lucharon por vencer al fascismo, en un gesto que “une a nuestros dos pueblos”.
“Hoy es un día no solo para los rusos” ha explicado el diplomático a National Geographic, sino que “en este día se recuerda a los caídos en la guerra por la libertad, por eso la gente trae los retratos de sus parientes”.
“El Día de la Victoria no es una efeméride que tienen que celebrar solo los rusos” ha explicado Javier Alfaro, uno de los españoles presentes en la columna que ha recorrido Madrid; una efeméride que “todos tendríamos que conmemorar”.
“Los rusos llegaron primero a Berlín porque el esfuerzo principal de la contienda lo llevó la URSS”, ha argumentado Alfaro. “No obstante, este día recuerda también el esfuerzo bélico de un montón de países que culminó con la destrucción de la Alemania nazi”, por lo que “este día debería ser celebrado en todos los países aliados”.