JAVIER

Hola, soy Javier, empleado joven y ambicioso de una de las bibliotecas municipales de Salamanca. Seguro que habéis oído de mí, porque hace un par de meses participé en un programa de radio. Conté a la presentadora que estaba trabajando en una biblioteca y que no me parecía mal sitio. Es tranquilo, no hay estrés, nadie te grita ni te da órdenes. Uno puede disfrutar de su pasión que es la lectura y hablar con gente culta y educada. A veces, claro, aparece algún usuario nervioso o enfadado, pero para eso tenemos un guardia que es un hombre alto y fuerte y se hace respetar, la verdad.
También dije en el programa de Mónica Prieto que a veces colaborábamos con los centros educativos de nuestra ciudad. Organizamos de vez en cuando unas visitas guiadas para los alumnos de los últimos cursos y también para los más pequeños. Los temas, por supuesto, son muy variados y adaptados a la edad.
Para estas ocasiones yo suelo preparar una pequeña presentación con imágenes y sonido, contando algún episodio de la Historia nacional o exponiendo el contenido de alguna obra literaria. Más tarde visitamos el archivo y podemos literalmente tocar la Historia, ver fotos, leer cartas de la época, estudiar mapas y documentos en original.
Mañana tengo una visita y hoy me toca pulir los detalles. El tema es bastante espinoso, pero no por ello menos importante: la memoria histórica. Yo considero que educar a los jóvenes en la memoria histórica es un acto de justicia y agradecimiento a los hombres y las mujeres que combatieron y sacrificaron sus vidas en las épocas difíciles que cada país tiene. Es además un homenaje a las víctimas de aquellas batallas.
Voy a hablar en breve de la guerra civil española y también contaré la historia del hermano mayor de mi abuelo, Ramón, el niño perdido de la familia. Fue enviado a la URSS, es decir, a la Unión Soviética, a la edad de 13 años en un barco en plena guerra civil, estuvo durante algún tiempo en el orfanato con otros niños españoles, pero muy pronto, al estallar la Gran Guerra Patria, ocultó su edad, para entrar en una academia de pilotos de guerra. Decidió luchar por su país de acogida contra los nazis. Combatió con valentía, no traicionó nunca sus ideales y forjó su personalidad en el frente, superando sus miedos todos los días. Todo eso lo fue describiendo en las cartas que enviaba a sus amigos españoles en el exilio, porque sabía que las cartas dirigidas a su familia nunca alcanzarían a sus destinatarios. Luego sus huellas se perdieron y nunca más se supo de él.
En la parte interactiva vamos a dialogar sobre los conflictos bélicos, los genocidios, los desplazamientos de los refugiados y otras formas de violencia muy presentes en la actualidad. La memoria de la guerra, de sus causas y sus consecuencias es un factor obligatorio para promover la educación por la paz y el respeto a los derechos humanos.
Hablaremos del dolor de las madres que con lágrimas en sus ojos veían partir a sus hijos en barcos con destino a un lejano y desconocido país. No sabían si volverían a verlos algún día. Hablaremos de los corazones rotos de las mujeres y de los niños que recibían el seco aviso de la muerte de sus maridos y padres. Quiero dar un toque muy humano y personal al estudio de este tema, porque los jóvenes de hoy necesitan conocer su historia y mostrarse sensibles con la gente que puede necesitar ayuda a causa de conflictos bélicos.