Mi nombre es Emilia, soy de Málaga, pero vivo en Madrid. Vivo en la capital de España desde hace 3 meses y hoy quiero contarles a mis padres sobre mi trabajo. Pienso llamarles por telé-fono, porque no tengo tiempo ni dinero para ir a casa en tren o en autobús. Necesito ganar más, para poder visitar a mis padres. Marco el número de teléfono de mis padres. Mi madre contesta:
– Sí, dígame.
– Hola mami, soy Emilia, ¿cómo estás?
– Hija, por fin nos llamas. Estamos bien, pero queremos saber cómo es tu vida en Madrid. ¿Es verdad que es una ciudad grande y ruidosa?
– No, mami, vivo en una casa que está muy bien, en una zona con muchos parques y jardines: es muy verde todo, pero está un poco lejos del centro. Vivimos tres chicas en el piso, cada una en su habitación.
– Me parece muy bien, hija. ¿Y trabajas o estudias, qué haces?
– Sí, mami, trabajo, por supuesto. Soy peluquera y me gusta mucho mi trabajo. Voy a la pelu-quería todos los días a las 8.30, ayudo a limpiar y abrimos a las 9.00. Siempre tenemos mu-chas clientas, las atiendo y me gusta mucho. Siempre salen muy contentas y guapas de la pe-luquería. Pero también quiero estudiar informática, porque me gustan los ordenadores. Voy a trabajar y estudiar al mismo tiempo.
– Pues, cariño, me parece muy buena idea. ¿Y no estás muy cansada por las noches?
– La verdad es que sí, un poco, porque paso muchas horas de pie. Pero cuando no tenemos clientes, tomamos un café con algo dulce y descansamos. Incluso podemos dar un pequeño paseo al mediodía.
– Tu padre y yo estamos muy orgullosos. Te esperamos para la Navidad, ¿de acuerdo?
– Sí, mami, un beso.